martes, 15 de enero de 2013
Colaboración II - Preámbulos
Hemos llegado ya de los besos, tiernos y húmedos, intencionados,
adolescentes en la forma, pero adultos en el contenido, nada ingenuos,
nada inocentes entre nosotros, y nos lo podemos permitir, un poco
canallas, provocativos, rozando la lujuria, lascivos, voluptuosos.
Dulces, blandos labios de frutas rojas que elevan mi ansia, ¡no tengáis
piedad de mi! Enarbolo tu bandera, amor mio, sólo tuya, y en lo alto tus
colores, granas, púrpuras, tu deseo y mi pasión. Y mientras tu boca
enardece mi vigor, mis puños retuercen el satén de estas sábanas,
ruborizadas por la soltura de tu cuerpo, por la maestría que te
proporciona la excitación de la que haces gala. Ahora me toca, mi amor,
ahora tu fruta, madura, jugosa, libidinosa pidiendo mis labios
sedientos. Sed de ti, de la erección que tímidamente asoma entre tus
pequeños, carnosos ya, húmedos labios. Los míos acariciándolos, mi
lengua explorándo una embocadura que ya conoce y que desea cada vez más,
en la que se recrea con la delectación, con la fruición de tu sexo
inflamado. Es ahora, mi vida, cuando le toca a las sábanas sentir las
garras de tus manos, apretándolas, sintiendo la fuerza irresistible de
tu extrema excitación. Tus jadeos me espolean, tus gemidos me incitan a
seguir. Más, un poco más... Son sólo preámbulos. Así los recuerdo. Así
te recuerdo, amor mio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
menuda mierda
ResponderEliminar